¿Qué considerar antes de elegir un procesador?
Elegir el procesador de tu equipo puede convertirse en una decisión no tan fácil de tomar, ya que debes escoger el que más se adapte a tus necesidades y vaya acorde con las demás funciones de tu computadora.
Aunque en el mercado podemos encontrar infinidad de opciones, cuando vamos a elegir el procesador de nuestra herramienta de trabajo debemos conocer hasta los más pequeños detalles.
La función de un procesador es la de realizar todas las operaciones matemáticas que son las que terminarán convirtiéndose en las acciones que se ejecutan en nuestro equipo.
Para escoger el mejor, debemos considerar desde el número de núcleos con los que cuenta, la longitud del pipeline (“Tuberías virtuales” que se encarga de segmentar datos e incrementar el rendimiento del sistema digital) hasta el IPC (Instructions per cycle«, «Instrucciones por ciclo, que determina la cantidad de instrucciones que un procesador es capaz de ejecutar en un único ciclo), ya que no es lo mismo seleccionar un equipo orientado al trabajo multimedia que a uno que se utiliza solo para labores de oficina.
¿Para qué vas a ocupar el equipo?
Primero tenemos que definir para qué vas a ocupar el equipo y las tareas a desarrollar con él. Si lo que estás buscando es un procesador destinado a actividades de oficina (equipo ofimático)
basta con un procesador sencillo que cuente con un mínimo de dos núcleos y cuatro hilos (Intel Core i3) o de cuatro núcleos sin HyperThreading (como los Intel Core i3 más modernos o APU AMD Ryzen 3).
Por lo regular no requieren de tanta potencia debido a que este tipo actividades no son tan complejas. En estos procesadores predominan los modelos con tarjeta gráfica integrada.
Sí bien lo que estamos buscando es algo más especializado (Procesador para el mercado profesional) entonces necesitamos un procesador con un alto número de núcleos e hilos, programas especializados como Shape 3d, Cinema 4D o 3D Studio entre otros, necesitan de este tipo de procesador ya que generan cargas de trabajo que requieren el uso de una gran cantidad de hilos y núcleos de ejecución.
Entre los procesadores de esta gama encontramos a los modelos AMD Tread Ripper, Intel Core iX y HEDT que cuentan con hasta 32 núcleos, 64 hilos y gran capacidad para manejar grandes cantidades de memoria RAM.
Pero, sí lo que estamos buscando va más orientado a una PC para el hogar, para juegos o PCs de escritorio, podemos seleccionar de la gama Intel Core o AMD Ryzen que se caracterizan por pertenecer a un mercado que equilibra el rendimiento con el precio.
Otro valor importante a considerar es la velocidad de trabajo o frecuencia de reloj. Esto nos indica la frecuencia a la que conmutan eléctricamente los transistores que encontramos en el procesador; es decir, es una de las formas más sencillas de expresar su rendimiento bruto.
Por último, pero no menos importante, está la memoria Caché.
Se trata de un tipo de memoria rápida que ayuda a que el procesador tenga la información que necesita para realizar sus funciones y a que no se reduzca la capacidad de procesamiento.
Los equipos más modernos cuentan con 3 niveles de caché, pero desafortunadamente no podremos elegir esta herramienta del CPU, pues ya viene integrada desde fábrica y depende del modelo de nuestro equipo.
Como ves, no solo se trata de elegir el modelo más económico o el más moderno, se trata de analizar sus características con base a tus necesidades específicas, recuerda que tu procesador es el corazón de tu equipo y de él depende en gran medida el rendimiento global.